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Ancla 1

José Miguel Cárdenas Quintana

Mi nombre es José Miguel Cárdenas Quintana, hijo de Luz María Cárdenas Quintana, poseo los apellidos de mi madre porque mi progenitor nos abandonó luego de mi nacimiento; para mi fortuna y la de mi familia, mi mamá conoce a Felipe Colmenares Franco poco tiempo después, él  aparece en nuestro camino como una bendición y fue la persona que se encargó trabajar duro diariamente para que a mi madre y a mí nunca nos faltara nada fue quien me brindó la mejor educación que un padre sueña ver en su hijo.

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Vivíamos en el municipio de San Rafael Antioquia lugar donde nació mi hermanito, Andrés Felipe Colmenares Cárdenas, niño que a la edad de 9 meses en la celebración de su bautizo fue herido por una bala perdida producto de uno de los comunes enfrentamientos entre la guerrilla y los paramilitares que a diario presenciábamos los habitantes del pueblo.

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A partir de este trágico suceso toda mi familia huyo de su hogar con rumbo a la ciudad de Medellín, lugar donde se encontraba mi hermanito hospitalizado en el hospital San Vicente. Nos hospedamos temporalmente en la casa de una tía que nos acogió mientras terminaba la pesadilla; mi papá, mis abuelos y mi tío mientras tanto salían a rebuscarse nuestra nueva vida, en esos momentos según mi madre ella “no era persona”, solo permanecía desgarrada en llanto en el hospital donde mi hermanito siendo un bebe se debatía entre la vida y la muerte.

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Tres meses después, como un milagro divino y luego de un largo número de cirugías sale mi pequeño hermano de nuevo sonriente. Nuestra familia un poco más estable rento una casa en el barrio Manrique, barrio con una situación no muy diferente a la de nuestro antiguo hogar, solo escuchábamos disparos a diario provenientes de la guerra entre pandillas que azotaba a la ciudad.

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Debido a que nuestras condiciones económicas nos impedían vivir en un mejor lugar, me vio crecer el barrio Manrique, espacio en donde estudie mi primaria en medio de aproximadamente 5 bandas diferentes; el barrio solo me ofrecía un futuro en el que seguramente me convertiría en un ladrón de motos, un pandillero, un drogadicto, un matón o peor aún estaría muerto o en la cárcel como las historias de muchos amigos míos; no me convertí en nada de lo que mencione anteriormente gracias al constante acompañamiento de mis padres quienes con su esfuerzo decidieron seguir brindándome la mejor educación, esta vez ingresándome al colegio INEM “José Félix de Restrepo” lugar en el cual la perspectiva de mi vida se amplió, donde conocí a personas de toda la ciudad y también donde conocí el Taekwondo y por ende a mi maestro Juan Carlos Muñoz.

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Como una bendición más el Taekwondo y mi maestro me enseñaron un estilo de vida diferente, en el cual la disciplina y mi educación reflejada en unas buenas notas eran la prioridad, deporte en el cual aprendí que  la mejor pelea es la que no se hace, también donde me forjaron en valores y en donde me enseñaron a enfrentar a mi oponente más difícil, la falta de fe en mí mismo.

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Gracias al Taekwondo y mi maestro mejoro mi calidad de vida, mi salud, he conocido gran parte de mi país, he sido campeón y he sido derrotado, también de esto aprendí que no importando las circunstancias y como mi familia de nuevo me debo levantar; también gracias al Taekwondo mis estudios se han pagado casi por completo.

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Hoy por medio del Taekwondo estoy haciendo parte del cambio de mi barrio y de mi ciudad, mostrándole a niños que viven situaciones como la mía que hay otro camino, que nuestra guerra está en realizar buenas acciones para nosotros mismos y para los demás.

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Soy el profesor del grupo de Taekwondo de la UVA de la Armonía, lugar donde crecí y hoy con orgullo le enseño a vivir en paz y armonía con su entorno.

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